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LA VIDA MANCHA
HIKIKOMORIS, SON jóvenes japoneses que se quedan todo el santo día en su cuarto, ante un ordenador. Como si les hubieran robado el alma. Allí han tenido 15 años de crisis fortísima, y los chavales tienen miedo a salir fuera de la protección de la casa. Es psicológico, aclaran los especialistas.
¡Que exótico! Pero los chavales ni-ni en este reality parecen otra cosa.
Ni estudian ni trabajan porqué son fiesteros indolentes, macarrillas, porreros, vagos. A veces violentos. Choricillos de poca monta, ya se sabe, lo que pillan por casa, en el bolso de la mami, en la hucha de la hermanita... descuideros en ciernes.
Eternos adolescentes de vida fácil.
Ausentes de expectativas. Generación robada. Poca responsabilidad y valores.
Padres que los hiperprotegen: la realidad mancha (La vida mancha, gran película de Enrique Urbizu).
Haraganes con sonrisa en los labios, de fiestuki y coche tuneado.
Algunos han trabajado de aprendiz y juraron por Beckham que nunca más tanto sacrificio.
Y aquí los tenemos.
A esta tribu la encierran en un Gran Fulano con psicólogo y todo, en plan experimento, ya saben. Planos de padres avergonzados explicando que les roban el dinero, que se levantan a las 2 o las 3 de la tarde, que nunca han trabajado ni piensan trabajar. Encantados los progéneres de enchufarlos en un programa.
«Ni trabajo, ni estudio, ni quiero trabajar», dice uno todo orgulloso.
«Yo de cajera no me veo, se levantan muy pronto», dice la que no hace ná de ná.
18 años tiene la criaturita.
Incapaces de hacerse unos huevos fritos sin la ayuda de sus mamis.
Y ahí los dejan para que tengan una vida organizada. Para que aprendan responsabilidades y vayan a trabajar a las tantas de la mañana. Como la gente normal.
El primer día, montan una juerga y se cogen una turca para celebrar que mañana tienen que trabajar.
Son unos encantos.
Como espectáculo televisivo, promete. Como muestra de CARENCIAS HUMANAS, TAMBIÉN.
"Se puede decir más alto pero no más claro". Molt bé, Moisès, fantàstica la crítica del programa i la teva anàlisi sobre aquesta "generació perduda" dels "nini". La llàstima és que molts pares i mares continuïn pensant que fan un gran favor als fills diguent-los que sí a tot i sobreprotegint-los pràcticament de per vida... I la vida és tan dura... pobrets... Ainsss!!!!
ResponderEliminarGràcies, David. Com diuen en castellà: "tú que me ves con buenos ojos".
ResponderEliminarUna abraçada,
Moisès