
Imagen: Antena 3
SUÁREZ, ESE HOMBRE
RETRATO POSITIVISTA de Adolfo Suárez, ese presidente bien plantado de la transición, con el cigarrillo en mano, que dimitió de su partido porqué su partido dimitió de él, como un hombre adicto al poder en su versión más que menos positiva.
La memoria recupera personajes históricos, con otros, las necesidades del presente les crea cierta añoranza.
Suárez está aún en un terreno indefinido, enmarcado en una crisis económica galopante y en un período convulso de atentados terroristas y golpes militares en cada esquina.
Narración austera, buen papel de Ginés García Millán.
Vemos un político de carrera en un país oficialmente sin política, con una visión moderna de España. De paso, y cómo quién no quiere la cosa, se nos presenta a Juan Carlos de Borbón como el piloto del cambio político, un tipo recio y sin aristas, demócrata avant la létre, versión del historiador Powell, como si el señor de sangre azul fuera el centro de todos los cambios sociales del mundo mundial.
El éxito de las series biográficas, lo vimos con el 23-F en La 1, nos lleva a ver productos basados en personajes variados, como Lola Flores o Paquirri, y preocupados por no despertar las iras judiciales de sus familiares cercanos. Una miniserie no oficial para la familia Suárez-Yllana, pero que les contentaría sin problemas, cofinanciada por la Junta de Castilla y León, con oportunas postales turísticas incluidas del acueducto segoviano y las murallas de Ávila.
¡Que rico el cochinillo, paisanos!
Para una versión del personaje más allá en su laberinto, un hombre sencillo, alejado de las familias poderosas del régimen, ambicioso sin límites, domador de serpientes, trepador dentro del Movimiento Nacional, o renovador oportuno al que no se le ha hecho justicia cósmica, el último libro de Javier Cercas, Anatomía de UN INSTANTE.
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