EL CATÓDICO ha visto maravillas más allá de las 625 líneas.
A Orzowei pasearse en taparrabos por la Sabana africana, el pecho volador de Sabrina, los bocatas gigantes del Piraña (un trauma infantil: ¡Chanquete ha muerto! y las lagartas de pechos prietos de V.
Ha sido testigo del reinado matutino de la Campos, la Quintana y lo que vendrá.
Ha visto a Belén Esteban de icono descerebrado de la modernidad, y la conversión de la información en un relleno del espectáculo, más allá de las torres gemelas en llamas de Nueva York. Todos esos momentos se pierden entre una sonrisa viperina de Jorge Javier Vázquez y un chiste a destiempo de Matías Prats.
HOY ES UN BUEN DÍA PARA VER LA TELEVISIÓN.

domingo, 11 de abril de 2010

MADRID-BARÇA, LA SEXTA/AUTONÓMICAS

Imagen: netjoven.pe
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¡MADRID-BARÇA, TARARÍÍÍ!


CHOQUE DE trenes. El ying y el yang enfrentados, blanco contra blaugrana.
Las dos Españas. En la liga galáctica, la magia espectacular y desbordante de Messi, contra la potencia, a veces prepotencia por el derroche de calidad y ganas del que se sabe crack, de Cristiano Ronaldo.
Aunque algunos no lo crean, no juegan solos.
Espectáculo universal.
En los palcos, quizás reposa el poder de toda España en corbatas, política y chequeras (hasta un Aznar megacachas surge de entre los muertos, como diría Hitchcock, para chupar palco).

54 cines transmiten el espectáculo de la bola hecha sentimientos. ¿Un futuro para nuestros cines, junto con el 3-D que ya nació en los años 50 y ahora nos parece la repera?
La cadena autonómica TV3 comparte los derechos para Catalunya, locución sobria de Bernat Soler, venido de la radio, y Pitxi Alonso comentarista incombustible de la casa. Menos anuncios aquí, respira más la narración.

En casa Roures apuestan por un comentarista técnico colchonero, el exjugador Kiko, por aquello de la imparcialidad (si pudiera, quizás haría perder a los 2), y la narración de Antonio Esteva. Miren, el desaparecido Andrés Montes, sería lo que fuera, a veces irritante o perdido en el campo: pero el rey de las muletillas era puro espectáculo.
Muchos comentaristas parecen hoy funcionarios del micrófono.
Algo que no falla: siempre chinos o japos sonrientes en las gradas.
Planos cenitales que convierten a los jugadores en hormigas: hay que mejorarlo.
El partido del siglo, HASTA EL SIGUIENTE.

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