EL CATÓDICO ha visto maravillas más allá de las 625 líneas.
A Orzowei pasearse en taparrabos por la Sabana africana, el pecho volador de Sabrina, los bocatas gigantes del Piraña (un trauma infantil: ¡Chanquete ha muerto! y las lagartas de pechos prietos de V.
Ha sido testigo del reinado matutino de la Campos, la Quintana y lo que vendrá.
Ha visto a Belén Esteban de icono descerebrado de la modernidad, y la conversión de la información en un relleno del espectáculo, más allá de las torres gemelas en llamas de Nueva York. Todos esos momentos se pierden entre una sonrisa viperina de Jorge Javier Vázquez y un chiste a destiempo de Matías Prats.
HOY ES UN BUEN DÍA PARA VER LA TELEVISIÓN.

miércoles, 12 de enero de 2011

THE WALKING DEAD. LA SEXTA

Imagen: ©AMC
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TU MUNDO ES DE ZOMBIS


RECOMENDADO POR EL CATÓDICO. Años 80, siglo 20: la ficción zombística tiene un renovador en el norteamericano George A. Romero.
Sus películas nos hablan del capitalismo consumista y sus límites. De sus fuerzas destructoras y de la alienación (hablando claro, de la putada: el vacio interior) que esconde el mundo consumista. ¿Son los zombis infiltrados comunistas que atacan el paraíso del comprar por comprar?
Nos hablan de los límites entre el egoismo y el esfuerzo colectivo.
De la diferencia (existía un zombi bueno, como un Frankestein moderno).

The Walking Dead es una novela gráfica, (que bueno Tony Moore) poética, dura, actual, y un juego de gran éxito.
Su versión de la pequeña pantalla, en la AMC, ha recibido el éxito de la crítica y ya ha renovado: conserva la esencia, y como Romero, habla del esfuerzo colectivo que surge de uno mismo:
Estados Unidos están destruidos y en mutación.
De lo mejor, su sencillez narrativa, sin mensajes sensibleros. El apocalipsis, y punto.

El sheriff bueno pasea por un lindo pueblito norteamericano, todo está vacio y una niñita zombi se lo intenta merendar: el mundo es ahora de los muertos.
La música, eterno enganche yanqui, no lo domina todo. Y vivimos la zozobra de ese sheriff al que todo lo que conocía, le desaparece de un día para otro.
Hay que retornar al caballo, a la América rural y al disparo Y TIENTE TIESO.

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